Historia hidrográfica de Barcelona (IV)


Con este último post de esta saga en la que explicamos -brevemente- la historia hidrográfica de Barcelona, nos adentramos en su periodo más reciente, desde la implantación del Plan Cerdà hasta -intentaré- nuestros días.

Recordemos que la Barcelona de mediados-finales s. XIX estaba en pleno cambio. Este nuevo urbanismo tenía que, entre otros objetivos, solventar el difícil problema de cómo evacuar las aguas, tanto las "limpias" como las "sucias". Luego llegó la expansión completa de la ciudad con la adhesión de los municipios adyacentes y, finalmente, los últimos cambios provocados por algunos de los grandes eventos celebrados en la ciudad (y que sirvieron como excusa para transformarla).

Esquema de las rieras existentes a principios del s. XX.

Aunque aguas "limpias" y "sucias" van casi de la mano en una ciudad, a continuación las vamos a tratar de forma separada.

Agua "limpias"

Las crisis sanitarias de mediados del s. XIX fueron solventadas gracias a las nuevas tendencias en urbanismo (Plan Cerdà), que propiciaron la planificación de los usos del suelo y le dieron aire fresco a la atestada ciudad de Barcelona. ¿Pero qué hacer con los arroyos que todavía existían?

Muchos se aprovecharon y se convirtieron en calles. Prueba de ello es la gran cantidad de calles que hacen referencia a su origen, como el Torrent de l’Olla (en el Barrio de Gràcia), la Riera Blanca (que actualmente divide Barcelona de Hospitalet de Llobregat), la Riera de Horta (en el barrio de Horta), entre otras. Es decir, se convirtieron en canales a ras de suelo. Otros, como la Riera d'en Malla (que tantos problemas dio), se canalizó completamente siguiendo un trazado subterráneo casi desde su inicio para pasar a un trazado a cielo abierto en la zona de Bogatell (actualmente está completamente soterrada). También se hizo lo propio con otros cauces próximos al mar, e incluso con las acequias que aportaban agua a la ciudad y regaban los campos cercanos. 

Plano de la ciudad en el año 1901.

La completa expansión del Plan Cerdà originó un problema todavía mayor para con la captación, canalización y evacuación de las aguas superficiales: la impermeabilización del territorio conlleva el incremento de la escorrentía superficial natural para un mismo evento de precipitación. Y esto, ¿en qué se traduce? Pues a igual cantidad de precipitación, el caudal (y volumen) circulante por el terreno es mayor y se alcanza su máximo valor en un tiempo menor.

Por ese motivo fue necesario construir, al mismo tiempo que se ejecutaba el Plan Cerdà, una compleja red de alcantarillado que permitiese la captación y evacuación de las aguas, tanto "limpias" como "sucias".

Agua "sucias"

El -genio- de Cerdà ya acometió tan delicada cuestión dentro su plan, estudiando detalladamente cómo debía ser el sistema de saneamiento de la ciudad. Esto influyó notablemente en Pedro García Faria, adjunto al ayuntamiento de Barcelona, a quien en 1891 el Ayto. le aprobó el Proyecto de Saneamiento del Subsuelo de Barcelona.

Detalladas secciones tipo del sistema de saneamiento de Ildefonso Cerdà.

Este documento incluye láminas como la anterior, y otras con los tipos de conducciones, los sifones, las conexiones entre las viviendas y la red... ¡hasta cómo debían ser la tapas del alcantarillado!

Pero lo realmente interesante para los objetivos de este post es el detalladísimo análisis topográfico que realizó para determinar cómo evacuar las aguas "sucias" y cómo construir la red de alcantarillado en consecuencia.

Casi a imagen y semejanza de la Cloaca Máxima de Roma, P. García Faria trazó diversos colectores para, no solo evacuar las aguas "sucias", sino también evitar las inundaciones de la parte baja de la ciudad. El principal colector hubiese transcurrido, con un trazado NE-SO, por la actual Gran Via de les Corts Catalanes, aproximadamente desde Pl. Tetuan hasta un nuevo trazado del río Llobregat (que ya vendría canalizado desde Sant Feliu de Llobregat, con un trazado recto hasta el mar, desembocando aproximadamente en la actual Playa de las Filipinas, al Oeste del actual aeropuerto).

Plano del trazado de los grandes colectores propuestos por P. Garcia Faria.

Este proyecto pretendía "interrumpir de forma radical" la hidrografía natural de la ciudad. Sin embargo, por diversas cuestiones, el -para mi excelente- Plan de Saneamiento propuesto por P. Garcia Faria fue finalmente rechazado, y el saneamiento de Barcelona se quedó en un "limbo" temporal.

Eso no quiere decir que no exista actualmente red de saneamiento en la ciudad, todo lo contrario. Lo que sucede es que la red de saneamiento fue construyéndose paulatinamente, a medida que la ciudad iba creciendo. Esta evolución de la red de saneamiento ha sido, desde un punto de vista hidrográfico, más "natural" (pero puede que no fuese la mejor desde un punto de vista global).

Plano de la red de saneamiento actual, dividida en subcuencas (fuente: BCASA).

La red, actualmente, se divide por subcuencas hidrográficas (ver imagen superior). No solo existen grandes colectores, que han ido incrementando su tamaño a medida que crecía la ciudad, sino que también existen tanques de tormentas. Estos elementos son una solución para evitar que la red trabaje de forma inadecuada durante eventos de precipitación, sobre todo los de carácter extraordinario.

Los más recientes cambios urbanísticos que ha sufrido la ciudad, como las Olimpiadas de 1992 y el Fórum de las Culturas de 2004, han acabado de dar forma a la compleja red hidrográfica actual. Ésta combina no solo ya la red natural superficial (no olvidemos que las calles son canales), sino también una compleja y extensa red subterránea (en diversos puntos se puede visitar) que permite captar, transportar y evacuar parte de las aguas generadas por inundaciones pluviales y las aguas "sucias" que todos generamos.

Finalmente, como si de una reflexión se tratase, cabe preguntarse si todos estos cambios antrópicos han permitido solventar los problemas que -tan bien- supieron resolver los primeros pobladores...


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