Ahorro y reutilización


El presente apartado se centra en mostrar el potencial que tienen el ahorro y la reutilización de agua en la sociedad tan consumista y derrochadora en la que vivimos. El ahorro de agua se entiende como la reducción de consumo a través de acciones destinadas a evitar el derroche de agua. Un simple gesto permitiría reducir considerablemente el consumo de agua, y lo que es más, el consumo de agua potabilizada (muchos más cara). En la actualidad se habla mucho de la reutilización que, de manera resumida, puede definirse como la técnica que permite volver a emplear en otros usos agua que ya ha sido utilizada.


Ahorro

El ahorro, por un lado, se puede dividir en dos estamentos claramente diferentes: el urbano y el agrícola. Evidentemente existe un tercero, correspondiente al otro sector económico, el ahorro industrial, pero es posible descartalo por la sencilla razón de que se trata de un sector en el cual resulta muy evidente que si gasta más paga más, así que el empresario siempre buscará el mayor rendimiento con el menor consumo, es decir, la eficiencia del sistema. No podemos decir lo mismo con los otros dos casos. Veámoslo. 

Ahorro urbano

Cuando hablamos de ahorro urbano, se hace referencia a las acciones que se llevan a cabo en nuestros hogares -ya sean en una ciudad o en un pueblo o una villa aislada- para reducir el consumo de agua. Disponemos de múltiples condicionantes que nos hacen ahorrar agua. El principal factor que hace que no se malgaste tanta agua son las tarifas, es decir, el coste que el consumidor debe sufragar por recibir este servicio y la cantidad de agua que consume. A pesar de que es una medida claramente impopular, que pocas veces toman los políticos (recuerden que la gestión del agua es publico-privada), los resultados son evidentes. Si desean ampliar sus conocimientos sobre el precio del agua, os remitimos a la sección Precio de este blog.

Lamentablemente la motivación y predisposición de la población para ahorrar agua no ha alcanzado valores interesantes hasta que los organismos gubernamentales han promovido campañas de sensibilización que, aunque tarde, han dado sus frutos. La realidad es que cuando existe escasez y se promueven campañas en pro del ahorro, se consiguen resultados muy positivos. Podemos ilustrar este fenómeno con la sequía que azotó a Cataluña, donde se redujo casi en 90 Hm3 el consumo entre los años 2007 y 2008. Otro ejemplo claro es el de Barcelona donde a finales del siglo pasado se incrementó en un 20 % la tarifa del agua, lo que supuso una reducción del 40 % del consumo urbano.

Con los datos en la mano vemos que un ahorro tan grande es posible, pero para que vuelva a suceder debemos aplicar tecnologías y hábitos que reduzcan el consumo de agua durante nuestras actividades cotidianas. La implantación de cisternas de doble descarga (pasando de 3 a 6 litros según las necesidades), aireadores en los grifos y difusores en las duchas (reduciendo hasta un 50 % el agua emitida); ducharnos en vez de bañarnos (fácilmente podemos disminuir el consumo en un 60 – 70 %), utilizar electrodomésticos de bajo consumo (eficiencia A o superior, p.e. lavadoras de 6 Kg que consumen menos de 75 litros por lavado), llenar el lavavajillas y la lavadora antes de utilizarlos; emplear nuevas tecnologías como reutilizar las aguas grises para llenar la cisterna del servicio, si disponemos de jardín utilizar plantas autóctonas y la menor superficie de césped (reducciones de hasta el 70 %), aprovechar el agua de lluvia para regar y hacerlo durante el crepúsculo para aprovechar más la humedad residual.

Decálogo para ahorrar (Fuente: ecologiaverde.com)

Otra actuación que no se puede englobar dentro de estas, porque no la realizan directamente los consumidores, es la mejora de la estanqueidad de las redes de distribución. La precariedad de nuestro sistema de distribución en alta y baja y de transporte de agua hace insostenible esta situación. Existe mucha controversia en cuanto a la contabilización de las pérdidas de la red de abastecimiento, pero según datos del Instituto Nacional de Estadística, en 2006 supusieron el 16.7 % del volumen distribuido ese mismo año. Un ejemplo de lo mal aprovechada que se encuentra la red son los 43 Hm3 -que se perdieron, no se cobraron o simplemente se no se contabilizaron bien- en la Región Metropolitana de Barcelona, un 20 % del total. Si este volumen se aprovechase, aunque solo fuese al 80 %, se podría abastecer a una población compacta de casi 800.000 habitantes durante un año (consumo medio de 120 l/hab/día).

Agua perdida en las redes de abastecimiento (Fuente: INE, 2006).

Resulta, pues, muy difícil estimar la cantidad de agua que se puede ahorrar. Los factores socio-culturales, económicos y políticos influyen de manera muy fuerte en el ahorro que una persona puede realizar en su hogar. Las políticas de ahorro y concienciación orientadas a la población han surgido muy buen efecto, sobretodo en épocas de escasez. Pero cabe destacar que si no son campañas constantes, los consumos se vuelven a disparar, incluso por encima de niveles anteriores a la situación de escasez. Las políticas tarifarias, por su parte, han permitido reducir considerablemente el consumo de agua -en la Barcelona, por ejemplo, un 40 % en los últimos 15 años (consumo medio alcanza los 105 litros/habitante/día, una de las ciudades que tiene el menor consumo mundial).

En definitiva, el ahorro potencial urbano oscila entre el 20 y el 40 % en función de las medidas tomadas, del tipo de vivienda y del lugar geográfico.

Ahorro agrícola

Si bien es cierto que las familias pueden reducir su consumo, no podrán llegar a los valores potenciales de la agricultura por varias razones: la más importante es porque se trata del sector económico que más agua consume (oscila entre el 60 y 90 % según las características de la región).

Las técnicas de ahorro en la agricultura pasan por la implantación de modernas metodologías de riego como la aspersión o el goteo, y el abandono del riego a manta y el cultivo de plantas autóctonas o de bajo consumo de agua. La dotación de un riego tradicional es de unos 10.000 m3/Ha y año (extendido), mientras que para un riego moderno a presión, goteo y aspersión, oscila entre los 2.000 y 6.500 m3/Ha y año respectivamente. Es decir, se puede conseguir un ahorro del 35 al 80 %.

Diferentes sistemas de riego

Existen dos tipos de reutilización: la directa o planificada y la indirecta o no planificada. Aunque la explotación potencial de este recurso es muy elevada, poco más del 30 % vuelve a ser utilizado. La reutilización permite liberar ciertos usos y actividades que no necesitan ser alimentados por agua potable.

Hablemos de la reutilización directa, que se caracteriza por la existencia de un tratamiento de regeneración (tratamientos terciarios en las EDAR), que otorga una calidad apta para ser destinada a otros usos, y una conducción de transporte específica hasta el punto de utilización. Cierto tipo de regadíos, parques y jardines, fuentes ornamentales y el mantenimiento de los caudales ambientales son los principales destinatarios de estas aguas.

Por otro lado, las aguas reutilizadas indirectas son aquellas que se vierten directamente a los ríos después de ser tratadas y que no tienen ningún fin ecológico (p.e. caudales mínimos). Por ejemplo, en el río Ter se utilizan de esta manera 47 Hm3/año y en el rió Llobregat 55 Hm3/año, un volumen de oscila entre el 15 y el 20 % de la aportación media anual de cada uno de los ríos catalanes.

La tendencia de esta técnica está al alza, permitiendo así reducir la presión que se ejerce sobre los recursos hídricos. Se están llevando a cabo algunas iniciativas muy interesantes en este campo. Por ejemplo, se está utilizando el agua depurada de la EDAR de El Prat de Llobregat para inyectarla en el acuífero profundo del delta del Llobregat y reducir así la intrusión marina.

La implementación de una tarifa, pagada por el agricultor, que favorezca la reducción del uso de agua puede ser la medida menos aceptada, pero la más eficiente y más económica de implantar. Eso sí, no debe tener nunca afán recaudativo porque pondría en peligro el sector agrícola, actualmente en decadencia. Al tratarse de una medida que incide directamente en el precio del producto final, el agricultor tenderá de manera natural al cultivo de plantas de bajo consumo (incluso llegando a transformar su parcela en cultivo de secano) y a la implementación de tecnologías más eficientes para obtener el mayor beneficio.

Estimación de aguas reutilizadas en Cataluña, 2015 (Fuente: ACA)

A modo de resumen, los valores que se pueden alcanzar en el ahorro en la agricultura oscilan considerablemente entre el 5 % y el 40 %. Esta orquilla se debe, principalmente, a la dificultad de valorar la reutilización indirecta, ya que la reutilización directa o planificada, se puede valorar de manera más exacta.

2 comentarios:

  1. Te doy toda la razón, gastamos mucha agua hoy en día en casa y además se paga bastante por cada litro consumido... A ver si ahora conseguimos ahorrar poco a poco según lo has contado

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  2. Hola riego agrícola,
    Las tendencias son favorables al ahorro, sin embargo queda mucho camino por hacer. A mi modo de ver no es los hogares donde más agua se consume (en proporción con otros sectores). Es en la agricultura donde, a mi modo de ver, debe haber un cambio de paradigma para hacerla mucho más eficiente. Creo que poco a poco esto ya se está consiguiendo.
    Tampoco creo que "se pague" lo que cuesta el agua. Me explico, pues si partimos de que el sector que abastece y gestiona el agua en baja es la empresa privada (en su mayoría), estos solo van a buscar los beneficios (que los tienen, y son muy jugosos). La gestión pública, como puede suceder en París y otras ciudades y pueblos europeos, es mucho más eficiente y eso repercute positivamente en la factura de los hogares. Pienso que el problema radica en las diferencias entre precios. ¿Cómo es posible que en nuestro territorio haya tanta diferencia? Por ejemplo, en Barcelona el coste del agua supera los 2 €/m3, mientras que en otros lugares no llegan al euro por metro cúbico? Si bien es cierto que depende mucho de la disponibilidad, pero en la actualidad hay disponibilidad. Así que deducir que los grandes lobbys del agua actúan para que haya estas diferencias.

    Un saludo.

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