Tipos de cuencas: exorreísmo, arreísmo o endorreísmo


Vamos a seguir con un tipo se saga de posts que parece ha agradado a l@s lector@s, y que comienza con el nombre de "Tipos de..." (inundaciones, caudales, etc.). Por eso hoy os explicamos los tipos de cuencas hidrográficas en función de su geología. En ocasiones podemos confundir dichos términos, y no deberíamos porque tienen connotaciones hídricas muy diferentes. Veamos...

El concepto de cuenca hidrográfica se entiende como aquella zona del territorio que drena las aguas superficiales en un punto concreto. Si esa zona vierte directamente al mar o al océano, entonces se conoce, geológicamente hablando, como un exorreísmo -aunque no está aceptada por la RAE-. 

Ibón de Bernatuara, en los Pirineos centrales.


Sin embargo, existen cuencas que no tienen salida al mar, ¡o que ni si quiera tienen agua! Entonces... ¡eso no es una cuenca hidrográfica! ¿No? Veamos...

Existen dos tipos de formaciones geológicas que pueden impedir la salida del agua al mar, es decir, que tienen puntos de concentración de aguas superficiales, llegando a acumularse y a ser visibles, como es el caso de los endorreísmos; o, por el contrario, aun pudiéndose acumular el agua superficial, ésta desaparece en un tiempo relativamente corto, permaneciendo la mayoría del tiempo en condiciones secas hasta que se vuelven a dar las condiciones hidrometeorológicas adecuadas, como es el caso de los arreísmos.

Ambas palabras, arreísmo o endorreísmo -incluso exorreísmo- comparten el sufijo -rrea, pudiendo luego derivar en -(rre)ica/o. Este sufijo hace referencia a fluir, a flujo o a la acción de manar, que puede estar relacionado o no con el agua. Es precisamente la existencia o inexistencia de este preciado elemento lo que diferencia los endorreísmos de los arreísmos, y viceversa.

Endorreísmo

Esta palabra posiblemente la hemos visto antes, aunque en caso contrario podemos entresacar su significado fácilmente al ver que contiene el prefijo endo-, que significa "dentro". De este modo, juntas significarían "dentro del fluir", "dentro del flujo"... Nada más lejos de la realidad, pero sí que nos hace falta algo de interpretación...

Pues bien, los endorreísmos son la fluencia y acumulación de aguas superficiales de un territorio hacia su interior, es decir, que drenan sus aguas hasta acumularse en un punto o puntos concretos del mismo.

Como caso particular, entre otros, tenemos el Mar Negro que, en función del nivel de agua existente, puede conectarse superficialmente con otras masas de agua. De modo que puede trabajar como una cuenca endorreica, como un "mero" mar interior sin salida, o como un exorreísmo.

Algo más cercano -y de visita merecida- es el complejo lagunar de Gallocanta (Aragón), que puede llegar a alcanzar las 1.400 ha de extensión y los 2 metros de profundidad en años de bonanza hídrica. Aquí las aguas se acumulan, oscilando el nivel de las mismas en función de las condiciones hidrometeorológicas, y sirviendo de lugar de paso/acogida de miles de aves migratorias.

Laguna de Gallocanta.

Arreísmo

Los arreísmos, en cambio, al contener el sufijo a- ya denotan la inexistencia de flujo o de fluir... Van por ahí los tiros, ya que es precisamente la falta de agua la que los distingue de sus -afortunados- hermanos. De todos modos, sí que pueden dar cabida a cursos fluviales, como es el caso de los denominados uadis, y que en las cuencas Mediterráneas conocemos como torrents (noreste peninsular y baleares); o ramblas (sureste peninsular y canarias).

Los arreísmos son formaciones geológicas que se caracterizan por la carencia de acumulaciones de aguas superficiales debido a la escasez de precipitaciones, la elevada permeabilidad del terreno y/o la elevada evaporación.

Hidrografía de Yecla, con los "cauces" principales resaltados en negro.

Os pongo como ejemplo el denominado Hondo del Campo del municipio de Yecla (Murcia) -también de visita merecida-. Se trata de una depresión natural del terreno situada al sureste del núcleo urbano que no tiene salida al mar, ni tampoco agua -habitualmente-. La imagen superior muestra, resaltados en negro, los cauces principales de las subcuencas que drenan al Hondo del Campo, y que han sido obtenidos mediante técnicas GIS. Salvo en contadas ocasiones -lluvias torrenciales de gran abundancia- este paraje se encuentra sin agua superficial a la vista y, además de no tener salida al mar, todas las aguas acumuladas durante episodios de inundación se infiltran y/o se evaporan.

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