Siembra de nubes

 
El Planeta -no "nuestro" planeta- está en constante movimiento, evolución, cambio... Es algo intrínseco a elementos vivos o que contienen vida, y que no podemos evitar que suceda, ¿o sí? Estando en boca de tod@s la -mal utilizada- expresión "Cambio Climático" -el clima siempre está cambiando-, hoy vamos a introducirnos en el interesante mundo de la agricultura del cielo con la siembra de nubes.

Sembrado de nubes (fuente: http://www.magneticafm.com)

¿Podemos sembrar en los cielos?

La respuesta etimológica es no porque este concepto está asociado a la tierra, aunque como vimos en un post anterior, por ríos en los cielos no sería... No, literalmente hablando, pero sí que se pueden generar nubes de forma artificial para poder favorecer la precipitación.

La idea es aprovechar los diferentes estados y propiedades del agua en el cielo, como son las nubes que contienen agua sobreenfriada -agua líquida por debajo de los 0ºC- o una elevada sobresaturación que no induce a la precipitación bajo ciertas circunstancias meteorológicas. Bajo estas circunstancias podemos, mediante la introducción de sustancias, convertir el agua o el vapor de agua en agua sólida: primero en cristales de hielo y luego, si tiene el tamaño suficiente, caerán en forma de precipitación con diferentes formas.
 
Estados del agua (fuente: Wikipedia)

¿Qué semillas se utilizan para plantar nubes?

Pues unas variedades poco tradicionales... Dependiendo de las condiciones meteorológicas se emplea un tipo de "semilla" u otro. Por ejemplo, para ambientes con agua líquida sobreenfriada se emplea el yoduro de plata que induce a la congelación por su estructura cristalina. Mientras que para ambientes con una elevada sobresaturación se emplea hielo seco o propano que, al expandirse, enfrían el aire favoreciendo la formación de cristales de hielo de forma espontánea.

Bengalas de yoduro de plata en un avión (fuente: wmo.int)

Esta siembra puede realizarse tanto desde tierra, quemando o emitiendo el material a la atmósfera o lanzando cohetes, como desde el cielo, con aviones o más recientemente con drones.

Pero, ¿para qué sembrar nubes?

La respuesta principal -o intuitiva- es para "hacer llover". Es algo más complejo que esto, ya que la siembra de nubes produce una modificación artificial del tiempo y no tiene por qué estar asociada únicamente a la lluvia.

Según la AEMET, la siembra de nubes está orientada no solo a incrementar la precipitación, sino también a reducir el tamaño del granizo y a dispersar la niebla. Si bien es cierto que la eficacia de estos sistemas para con la generación de precipitación -lluvia o nieve- es moderada (10-20% según  AEMET), la reducción del tamaño y cantidad de granizo es más interesante (superior al 25% en algunas zonas). En España, por ejemplo, estos sistemas se emplean desde los años 40 del siglo XX, y se han mostrado efectivos por su elevado impacto con reducciones del 40-50% en los daños a cultivos.

¿Contrails o Chemtrails?

Ni uno, ni lo otro... La siembra de nubes está muy alejada de las teorías -conspiranoicas- sobre la fumigación o emisión de productos químicos a gran escala desde aviones comerciales, conocidos como chemtrails. No, no nos quieren controlar o eliminar, al menos por esta vía... En cambio, las estelas de condensación (contrails en inglés) se producen en raras ocasiones y circunstancias muy concretas: a partir de 8000 metros, -40 ºC y humedad muy específica. La siembra de nubes no se realiza a tal altitud, por lo que podemos seguir respirando tranquil@s el resto de contaminación que hay en la atmósfera.

No olvidéis regar vuestra siembra... (fuente: La Voz de Galicia)

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