Grandes riadas (IV): Ribadelago
Cambiamos completamente de localización y de tipo de riada. Nos vamos ahora a la estribación noroeste de la meseta para mostrar uno de los desastres más grandes en la historia acontecidos en la Península, y también uno de los más tristes. Se trata de la rotura de la presa de Vega de Tera, en la Parque Natural del Lago de Sanabria (provincia de Zamora), y que tras su derrumbe liberó tal cantidad de agua que el pueblo situado aguas abajo, Ribadelago, quedó completamente destruido.
Las riadas vienen normalmente acompañadas de desgracias. Esta en especial por la cronología y brusquedad de los acontecimientos, así como la poca sensibilidad del Régimen que gobernaba -de manera ilícita- en pos de la sociedad.
Personalmente esta tragedia me toca de manera indirecta. Los orígenes de mi familia recaen por tierras zamoranas, a pocos kilómetros del Lago de Sanabria, y en el valle formado por el mismo río, el Tera. En los meses de estío cuando veraneaba allí veía, ignorante de mi, carteles y pintadas rechazando la construcción de la presa (Nª Sª del Agavanzal, 1994) cuando ello debería suponer un cierto impulso a la región, o por lo menos eso nos han inculcado. Entonces no lo entendía y aunque preguntase siempre obtenía respuestas vagas, como si las gentes no quisiesen hablar. He crecido a la sombra de esta desgracia que ya pocos recuerdan y pocos quieren ya recordar. Ahora comienzo a comprender...
Embalse y presa de Vega de Tera, Zamora (fuente: S. Lorenzo) |
Vamos a intentar explicar los acontecimientos tratando con el mayor respeto todo lo acontecido. Si lo expuesto pudiese herir la sensibilidad de alguien, pedimos disculpas de antemano.
Introducción
En pos de una política regeneracionista y de conseguir la autarquía, el Régimen impulsó un plan de construcción de pantanos para incrementar el número de hectáreas de regadío y obtener energía "gratis". Nada más lejos de la realidad, pues igual que hicieron los romanos, el Régimen franquista aprovechó lo ya descrito en el "Plan General de Canales de Riego y Pantanos" (Plan Gasset, 1902) y de su predecesor ilegítimo, Primo de Rivera, con el "Plan Nacional de Obras Hidráulicas" (M. Lorenzo Pardo, 1933). Lo único que se tenía que hacer era ejecutarlo.
La presa
El embalse de Vega de Tera, situado en la cabecera del rió Tera, se engloba dentro de un complejo sistema hidroeléctrico llamado Salto de Moncabril. La presa, construida con manpostería y siendo del tipo contrafuertes, retenía 8 Hm3. Fue edificada en condiciones precarias y con materiales poco apropiados, como así lo constata la imagen siguiente (solo visible tras la rotura), donde se pueden apreciar materiales muy heterogéneos y un relleno poco consistente.
La presa, tras la tragedia (fuente: no hallada, extraída de http://historiasdelahistoria.com) |
Fue inaugurada en setiembre de 1956, pero algunas fuentes (sin contrastar) hacen mención a "alarmantes grietas" aparecidas al final de su construcción. Según los informes posteriores del perito, se atribuyó su rotura a una mala cimentación de diversos contrafuertes.
Una argamasa de agua, hielo, lodo, rocas y vegetación descendió los algo menos de 500 metros de desnivel en poco más de 30 minutos a una velocidad superior a 15 km/h. La masa, al salir del cañón y entrar en la llanura del Lago de Sanabria, proyectó todos los materiales y destruyó casi por completo la población.
Ocasionó la muerte a 144 de alrededor de 500 habitantes censado en el pueblo.
La autoridades intentaron esconder la tragedia, argumentando un fallo en la presa por desbordamiento debido a las intensas lluvias, pero los informes posteriores de peritos aclararon lo acontecido. La empresa Hidroeléctrica Moncabril, encargada de la ejecución y explotación del complejo, fue condenada a pagar una multa por los daños causados. Diversas personas fueron imputadas, pero recurrieron a la sentencia y quedaron absueltos.
La tragedia
Una fría noche de enero, muy habitual en la región, hizo que los contrafuertes no soportasen más el empuje del agua y cedieron. Los casi 8 Hm3 de agua embalsada quedaron en libertad y descendieron los poco más de ocho kilómetros desde la presa hasta el Lago de Sanabria por el estrecho cañón del Tera. En su camino arrasó la población de Ribadelago sin dar tiempo a sus habitantes a guarecerse.Una argamasa de agua, hielo, lodo, rocas y vegetación descendió los algo menos de 500 metros de desnivel en poco más de 30 minutos a una velocidad superior a 15 km/h. La masa, al salir del cañón y entrar en la llanura del Lago de Sanabria, proyectó todos los materiales y destruyó casi por completo la población.
Las consecuencias (fuente: no hallada, extraída de www.embalses.net) |
Ocasionó la muerte a 144 de alrededor de 500 habitantes censado en el pueblo.
Luces y sombras
Posteriormente vino la solidaridad -hecho que aprovechó muy bien el Régimen-, tan necesaria en aquella España de post-guerra. Según algunos datos se llegaron a recaudar más de 15 millones de pesetas, gran parte de ellas de donaciones anónimas. Las indemnizaciones del Régimen -algunas nunca se cobraron- oscilaron entre 25 y 90 mil pesetas en función del sexo y edad de la vida humana.La autoridades intentaron esconder la tragedia, argumentando un fallo en la presa por desbordamiento debido a las intensas lluvias, pero los informes posteriores de peritos aclararon lo acontecido. La empresa Hidroeléctrica Moncabril, encargada de la ejecución y explotación del complejo, fue condenada a pagar una multa por los daños causados. Diversas personas fueron imputadas, pero recurrieron a la sentencia y quedaron absueltos.
Ribadelago viejo
Tras la tragedia, el Régimen construyó un pueblo para los damnificados. Situado a escasos mil metros del arrasado la noche del 9 de enero, se encuentra en una situación poco favorable (muy sombría y a una cota no suficiente para evitar inundaciones).
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A diferencia de los tipos de riadas que estamos acostumbrados a tratar en esta saga, hemos querido incluir esta fatídica tragedia en conmemoración a las víctimas que cada 9 de enero se reúnen para recordar la tragedia frente a una estatua.
Los supervivientes no quieren que se olvide la tragedia. Citando palabras textuales de M.J. Otero: "No dejéis que la tragedia de Ribadelago se convierta en una leyenda". Nosotros tampoco.
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Otros posts de esta saga:
- Grandes riadas (III): Rambla de Nogalte (2012)
- Grandes riadas (II): el Francolí (1994)
- Grandes riadas (I): Rubí
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