El agua y los Picos de Europa (I)


Aunque parece que este tema puede ser un poco delicado por los acontecimientos acaecidos hace un par de años en referencia al avance de nuestro todopoderoso sistema ferroviario: la Variante de Pajares por el macizo de los Picos de Europa (el País, el Comencio, Castilla y León TV, iLeón, el Confidencial, etc.). Sin entrar a discutir lo sucedido, es evidente pensar que se han tomado las medidas pertinentes para paliar los daños y solventar esa catastrófica situación. Por lo menos ya no vemos esas noticias, pero es bueno conocer, también, cómo funciona un sistema de acuíferos para poder entender lo sucedido.

No me gusta comenzar de esta manera, pero esta introducción espero que sirva para poner en situación al lector y que llegue a comprender cómo se puede recuperar esa situación. Reconozco que no soy un experto en el tema, para eso están los hidrogeólogos, pero me gustaría centrarme en un aspecto de ese precioso paraje y que está muy relacionado con los sucesos anteriores: las formaciones geológicas producidas por el agua.

Valle glaciar de Bulnes

Visitar el lugar ayuda a comprender cómo pueden pasar estas cosas y cuál puede llegar a ser la resiliencia -término muy de moda- frente a este tipo de sucesos. Yo me quedé muy sorprendido en invierno de 2015 cuando estuve en diversos lugares del Parque Nacional de los Picos de Europa, y donde pude ver la magnificencia del lugar. Pero algo antes, en 2010, tuve la oportunidad de visitar las propias obras del Túnel de Pajares, y la verdad que aquello asusta. Ver dos grandes agujeros perforados en la roca, una tuneladora saliendo y a pocos metros la tranquilidad del Parque. Pero vayamos al tema que nos atañe y que tiene que ver más con este humilde blog.

Cumbres altas, valles angostos y profundos, todo labrado gracias al... agua. No hace tantos años -geológicamente hablando- que la Cordillera Cantábrica albergaba un magnífico glaciar. Una masa de hielo que cubría todo el macizo, de punta a punta, ¡y a tan solo 25 km de la costa! Considerada como la última glaciación o glaciación de Würm, tuvo una duración entorno a los 100.000 años. Es normal, por tanto, que se creasen formaciones glaciares. Puesto que la era glacial terminó alrededor del año 10.000 a.C., progresivamente estas formaciones han ido desapareciendo, aunque todavía quedan algunas.

Glaciares

Los glaciares, resumiéndolo mucho, son grandes masas de agua congelada formadas por la acumulación y compactación de capas de nieve. Al igual que los ríos, estas moles son capaces de formar valles. La característica más peculiar de este tipo de valles es que tiene, en general, forma de U. Esta forma la adquieren gracias al proceso de erosión debido al movimiento de los glaciares.

A medida que un glaciar va retirándose, es decir, va desapareciendo, deja tras de sí una huella muy característica. Si el valle es muy angosto y existe una aportación grande de agua, ya sea por el propio glaciar o por las precipitaciones en la cuenca, se puede llegar a formar un doble valle: uno en forma de U en la parte superior; y otro con forma de V en la parte inferior. Esta suele ser una característica de los valles situados en la vertiente norte de los Picos de Europa.

Diagrama de la formación de un valle glaciar (fuente: puesto de información del Mirador del Naranjo de Bulnes)

En la actualidad estos ríos siguen horadando en el valle, y en algunos casos hasta el punto de no dejar ver el propio río y dejando al observador con ganas de ver este tipo de formación. Sin embargo, echándole un poco de imaginación siempre puede verse...

Valle del río Tejo

Todo lo que hemos comentado se ha centrado en explicar cómo se forma un valle, pero ¿cómo se consigue recargar el acuífero? Existen diversas maneras, pero en el caso de los valle glaciares, y más concretamente en los mencionados aquí, dadas las características geomorfológicas del macizo cantábrico, el proceso de infiltración se produce por puntos débiles de la roca (fisuras).

Estos puntos débiles, generados en parte a la acción glaciar y en parte a la erosión de los ríos, gracias a las altas precipitaciones de carácter orográfico (superiores a 2.000 mm al año en algunos puntos), están ayudando a recargar los acuíferos.

Aunque la situación fue, y sigue siendo muy delicada, poco a poco el acuífero se irá recuperando. Pero no debemos olvidar que los túneles no dejan de ser drenes gigantescos.

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