Las Tablas de Daimiel (II)


Efectivamente allí estuvimos bien abrigados y quietos intentando observar con los prismáticos la poca fauna que reside en la época fría...


Los humildes redactores de este blog, llamados por la espectacularidad de las imágenes que se observan en la red y las peculiaridades del sistema acuífero - laguna decidimos alquilar un coche y visitar este páramo en el período de otoño caduco.

Estuvimos alojados en el albergue de juventudes de la población de Daimiel a escasos 10 km de los Ojos del Guadiana y de las tablas. Cabe decir que a unos 100 km a la redonda existen otros parajes similares y de mayor magnitud, así que es un buen lugar para establecer como campamento base y así poder visitar todos y cada uno de ellos (hecho que nosotros reservamos para otra ocasión, mejor elegida a nivel de fauna).

Los mismos gestores del albergue organizan visitas ecológicas a las tablas, ya sea en tranquilas caminadas con guía y catalejo o en modernos todo terreno (...), únicos vehículos a los que se les permite acceder al parque. El vehículo propio debe estacionarse en un amplio aparcamiento en la entrada.

Y evidentemente, si se puede acceder en coche a algún lugar, en el que encima dispone de restaurante, convierte el lugar en un espacio abarrotado de grupos de turistas "amantes de la naturaleza" que transitan en todas direcciones colapsando caminos y pasarelas que en esta época se presentaban congeladas a primeras horas de la mañana. Esta multitud de transeúntes enturbia la belleza del espacio y rompe el silencio que necesitan las aves que se estacionan en el lugar en su migración a países más cálidos. Moraleja: ir temprano o muy tarde (horarios más frecuentados por la fauna).

Aunque fue nombrado parque natural desde hace muchos años no ha sido hasta hace unos pocos que los niveles de acuífero (23, tal y como se denomina en la cuenca hidrográfica del río Tajo; CHT) y laguna están a rebosar; hecho que ha provocado la mortaldad de los tarayes que crecieron en las temporadas más secas de hace 3 años cuando numerosas hogueras espontaneas daban al lugar un carácter infernal. El incremento del nivel ha cautivado a expertos en la materia.

Andar por sus caminos secos y pasarelas es un agradable paseo, pero el olvido de la actividad productiva ha provocado el crecimiento descontrolado de los carrizos y a menudo es complicado ver las propias tablas en toda su extensión desde la superficie. Hace falta subir a las torres de observación elevadas que se encuentran dispersas por el espacio para llegar a ver la lámina de agua y toda la fida de las tablas.


Esta abundante vegetación sirve de hogar y escondrijo a las aves que se apean en su recorrido migratorio (ahora hacia el sud). Cabe decir que en el mes de diciembre pocas aves se podían ver más allá de garzas y patos comunes, pero nos han asegurado que en primavera y verano la presencia de aves es espectacular.

En todo el recorrido hemos podido observar los tarayes, en su mayoría secos (como ya hemos adelantado). Tan solo se mantienen con vida los que se encuentran en las islas secas, dando lugar a formas de cuento de hadas.




A continuación algunas imágenes más de la visita, aún y así os recomendamos que las vayáis a ver!







1 comentario:

  1. Muy recomendable la visita, si señor. Y no solo en verano y primavera, seguro que en otoño es estupendo disfrutar de la sigularidad del Parque.

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