Petra y la ingeniería hidráulica (II)


En este artículo, a diferencia de su predecesor, nos centraremos más en los temas relacionados con el agua en la ciudad de Petra. 

Emplazamiento y clima


La antigua ciudad de Petra se sitúa en una depresión natural formada por el choque de las placas tectónicas africana y arábiga. Su acceso debe realizarse por un único Siq -garganta alta y estrecha- que cruza la cordillera, hecho que le confería una magnífica protección pero a la vez era una ratonera.

Las precipitaciones, aunque escasas en la zona (poco más de 100 mm al año, uno de los índices más bajos de la tierra), podían llegar en forma de tormenta y ocasionar graves desperfectos e inundaciones en las zonas bajas debido a la baja permeabilidad del terreno (principalmente roca). Pronto los beduinos se dieron cuenta que si querían fundar allí una gran metrópoli tendrían que luchar contra las fuerzas de la naturales. No lucharon, pero tampoco se rindieron. El auge de la ciudad dependía del agua y del alimento de su gente.

Frente a este gran inconveniente, los nabateos excavaron a la entrada de la ciudad (zona este) unos grandes túneles (evitando la entrada de agua por los Siq adyacentes) para poder aprovechar las escasas lluvias caídas durante el invierno, encauzando y recogiendo la escorrentía superficial hacia un sistema de almacenamiento y distribución muy complejo.  

Mapa mundial de isoyetas.

El genuino sistema hidráulico de la cuidad


Filtración de natural del agua.
Los nabateos eran conscientes de la poca cantidad de agua que caía del cielo y no bastaba solo con hacerla pasar de manera controlada, tenían que guardarla. Ingeniaron un complejo sistema compuesto por canales, sistema de tuberías -que poco se conserva en la actualidad-, cisternas, fuentes y... hasta embalses! Con ello no solo mitigaban la fuerza del agua que caía en la cuenca de 92 km2 de superficie donde se hallaba la ciudad, sino que eran capaces de almacenarla para poder usarla durante la estación seca -que era casi todo el año.

Si buscamos Petra en nuestro googlefriend, nos mostrará la reconocida imagen de la fachada de Khazneh Al-Faraun y, más destacable e impresionante si cabe, la del Siq con los canales excavados en la roca viva. Esta peculiar obra de ingeniería permitía irrigar fuentes y campos en la zona baja, y para evitar la filtración por la roca arenisca del lugar, recubrieron los canales con yeso. Pero la ciudad no se alimentaba por sí sola, requería de otro sistema capaz de transportarla desde largas distancias sin que se vertiese ni una sola gota -vital para la subsistencia de un pueblo nómada del desierto, y los nabateos eran unos expertos en ello-. Por eso, también construyeron un sistema de transporte de agua a presión -o por lo menos cerrado-. Utilizaban tuberías de cerámica para bajar el agua desde las montañas (manantiales naturales), para posteriormente conectarlas con el sistema de canales y acabar almacenándola en cisternas.


Como casi toda la ciudad, estas cisternas también fueron excavadas en la roca. En palabras del historiador griego Diodoro (s. IV a.C.): "Tienen cisternas subterráneas [...], hacen grandes excavaciones, cuyas bocas son muy pequeñas (lógico, para evitar la evapotranspiración), pero constantemente aumentan su amplitud, pues las excavan a mayor profundidad [...]. Tras llenar las cisternas con agua de lluvia, cierran las aberturas y dejan señales para saber dónde están y que lo ignoren los demás."

 Cisterna de almacenamiento 
Pila o fuente de distribución.

Su poder de gestión no redundaba solo en encauzar y distribuir, también consiguieron la laminación las avenidas torrenciales del invierno mediante la ejecución de terrazas para el cultivo en la zona norte de la ciudad.

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Como el tamaño del post comienza a ser considerable y no queremos aburrir al lector, hemos realizado una tercera parte. ¡No os la perdáis!

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