Todo tiene un precio – El coste
Nuevo episodio de los artículos de Todo tiene un precio. Esta vez vamos a presentar los costes de articular los planes de saneamiento, para así poder garantizar que al abrir el grifo de casa salga agua en condiciones adecuadas para el abastecimiento humano (según el RD 140/2003).
Es
difícil establecer un término medio de los costes del ciclo urbano
del agua a nivel mundial ya que los consumos y usos de las personas
difieren ámpliamente. Según la Organización Mundial del Comercio
(OMC), la cantidad mínimde agua potable necesaria para uso doméstico es de
50l/hab/dia. En Tanzania no se puede asegurar una dotación mayor de
25 l/hab/día (ONGAWA, 2011), mientras que un estadounidense consume
unos 260 l/hab/día -fíjense que en Tanzania no estamos hablando del consumo, sino de la posibilidad de suministro-.
Continuando
la línea de los anteriores artículos, nos centraremos en
el caso de Cataluña, concretamente en la gestión que ha llevado a cabo la Agència
Catalana del Aigua (ACA).
Trabajamos con los datos del 2011.
Primero
destacamos la definición de coste del agua por el mismo plan de
gestión del agua en Catalunya: “Despesses
incorregudes per a tenir disponible una determinada quantitat d'aigua
per a destinar-la als diferents usos”.
Es un secreto a voces que la agencia se encuentra en una situación
difícil, tanto a nivel económico como político -incluso algunos de sus directivos abandonan el barco-, y
la administración pretende la privatización de empresas
altamente rentables, como el caso de ATLL, e incluso el de la própia agencia. La idoniedad
o necesidad de estos eventos no son del interés de este artículo
pero si que plantean el tema más debatido en los últimos meses: ¿Privatizar los entes que gestionan el agua como recurso implica que
el agua pase a ser un bien de mercado? ¿Puede el agua ser en un bien
de mercado?
Veamos los números. Según el diario La Vanguardia, en su edición del 25 de noviembre de 2011, la deuda del
ACA se eleva a 1.222 millones de euros de deuda financiera, 230 millones
de euros en deuda a proveedores y administración y más de 200
millones de euros en las actuaciones en contra de la sequía (destacar que la
Generalitat no recibió ninguna ayuda del estado).
Veamos ahora los números de la propia agencia. Desde el 2006 se están
realizando una serie de medidas conjuntamente con los diferentes
agentes que intervienen en el ciclo (captación de agua,
desalinización, distribución, potabilización de las aguas,
tratamiento de aguas residuales, prevención de avenidas,
restauración de rieras, recuperación de acuíferos, protección de
habitas, etc.) que conllevan un elevado coste. Todas las medidas
incorporadas en el Programa suman una inversión total en Catalunya
de 9.405 millones de euros. El volumen de inversión realizado y
pendiente de cada agente se encuentra en el siguiente gráfico:
De este gráfico se denota que lo que aportamos los usuarios a los
costes totales del ciclo del agua es irrisorio en comparación con la
inversión total. Además el ACA recibe las ayudas del fondo de
cohesión europeo (82 millones de euros) y del estado, mediente la disposición adicional
tercera del Estatut d’Autonomia de Catalunya (450 millones de euros).
A parte de la necesidad de cubrir esta inversión prevista, el ciclo
del agua tiene unos costes de explotación requeridos para la
correcta gestión de las infraestructuras: ETAP, EDAR,
desalinizadoras, gestión de los embalses, sistemas de distribución
del agua a los usuarios, etc. Este año dichos costes han alcanzado
la cifra de 1.684 millones de euros. Se prevé, tal y como se muestra en
la figura siguiente que los costes se eleven a 2.212 millones de euros en el
2015.
Costes de explotación actuales y futuros repartidos entre las distintas partes que componen el ciclo del agua |
Los elevados costes de explotación e inversión, junto con la
política insostenible de precios, ha provocado que las
desalinizadoras -que hasta hoy se consideraban un recurso
estructural básico- adquieran a tener el carácter de una fuente
“que aporta garantía de suministro” en la zona; es decir, se convierten en una fuente
complementaria a los recursos convencionales existentes (La Vanguardia, 1/11/2011). Esta consideración conllevaría un ahorro
importante en el coste de explotación del suministro de agua urbano.
Según datos, la desalinizadora del Prat supondría un ahorro de
unos 39 millones de euros trabajando al 10% de su capacidad
(Presentación en la desalinizadora del Prat). También supone un
cambio en la estrategia de gestión del agua que podría conllevar el
funcionamiento poco eficiente de las plantas potabilizadoras (ETAP).
Aspecto, este último, que no ha estado mencionado.
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